jueves, 27 de marzo de 2008

DEVORADOR DE ALMAS.























En esta hiel que es mi cuerpo,

se derraman los nombres de los campos.


La amarga inquietud de mis anhelos se deshace,

goteando su veneno bajo un lirio.

Congelada llanura en que mis manos tiemblan,

asidas a un tiempo que derrama sangre,

prendidas al último silencio que me pertenece.


Sal, arena y odio se combinan en mi rostro de párpados cerrados,

en mi vientre planicie del desierto,

en la última partícula de humano que me queda.


Esta ausencia que fui desemboca en la amargura,

el cíclope devorador de almas despertó,

¿quién puede detener a este demonio despojado de sus alas?

















26 de marzo de 2008





SEQUÍA.

Se secó el manantial donde apaciguaba la tristeza de mi nombre. Las gotas que brotaban de las rocas (tibio consuelo) se han secado, y un puño de arena se propaga, anuncia el fin de mi líquida amargura.

26 de marzo de 2008

LIRIO



Inmensidad,


Llanura desolada,


Vago en la figura de tu cuerpo,


Templo en el que nunca habitaré.



Es lirio cubierto de rocío tu sonrisa,


Bosque de encantos innombrables es tu nombre.


¿Quién eres tú que viajas desde la región más austral


De este planeta?


¿Quién eres, sombra que te cuelas en mis sueños?



Mi noche no volverá a estar deshabitada,


Tus ojos,


Luna distante en que me pierdo, serán por siempre mi camino.



10 de marzo 2008


AMOR ES AMOR

El telegrafista contó las palabras. El médico no le puso atención. Estaba pendiente de un voluminoso libro abierto junto al manipulador. Preguntó si era una novela.
-Los Miserables, Víctor Hugo -telegrafió el telegrafista. Selló, la copia del telegrama y regresó a la baranda con el libro-. Creo que con éste demoramos hasta diciembre.
Desde hacía años sabía el doctor Giraldo que el telegrafista ocupaba sus horas libres en transmitirle poemas a la telegrafista de San Bernardo del Viento. Ignoraba que también leyera novelas.
-Ya esto es en serio -dijo, hojeando el manoseado mamotreto que despertó en su memoria confusas emociones de adolescente-. Alejandro Dumas sería más apropiado.
-A ella le gusta éste -explicó el telegrafista.
-¿Ya la conoces?
El telegrafista negó con la cabeza.
-Pero es lo mismo -dijo-; la reconocería en cualquier parte del mundo por los saltitos que da siempre en la erre.
García Márquez. La mala hora. Página 59.

EROSIÓN


¿Has visto como las rocas se van gastando con cada golpe de las olas? Así mi corazón se va deshaciendo; va perdiendo su materia; se erosiona; mis pasiones lo consumen.


Cada segundo, cada minuto de mis días se va transformando mi alma en un cuerpo extraño que repele mi organismo.


Estoy perdiendo vida; se está vaciando el manantial de mi virtud; y la poca cordura que quedaba entre mis manos se ha disuelto….


¿Has visto cómo el mar puede borrar de golpe todo lo existente? Así seré borrada de este mundo…



26 de marzo de 2008

lunes, 3 de marzo de 2008

SANACIÓN


¿Por qué me empeño en creer que el corazón es frágil? No, la pregunta exacta sería: ¿Por qué creer que hay un corazón?
No entraré en discusiones: cerebro-alma, la gran dicotomía. Ese no es el punto, ese no es mi punto.
Hablo desde el dolor, y es por eso quizá que mis palabras suenen duras y es por eso quizá que carezcan de esperanza.
Quisiera pensar que el dolor no debería de existir, pero dos cosas me lo impiden: creo en Dios y he leído a Wilde y ambos me han enseñado que todo el sufrimiento tiene un sentido aunque en este momento me cueste aceptarlo.
Anoche sentí deseos de llorar y lo hice. No es común que confiese estás cosas. Pero a veces es bueno ponerlas en palabras.
Supongo que el aprendizaje en todo esto es demasiado simple: mi corazón es demasiado blando y así no está preparado para amar, para querer. Y sin embargo lo hace –pobre tonto- y supongo lo seguirá haciendo. Pero hoy, por tiempo indefinido – ¿una hora, dos semanas, la eternidad, quién puede definir lo indefinido?- cerrará sus puertas, quién ha alcanzado a entrar aquí se queda, quien apenas va llegando, lo lamento.
Supongo que necesito un poco de calma, recobrar fuerzas, estar en silencio, desaparecer del mundo. Todos sentimos dolor, a todos nos han lastimado; esa es una constante dentro de la naturaleza humana y quien quiera protegerse será destruido más rápido. Yo no pretendo no volver a sentir dolor, sólo quiero aprender a sobrellevarlo a no andar por el mundo mostrando mi estado miserable, a aceptarlo y recibirlo con la certeza de que un día –tarde o temprano- terminará por irse diciendo un “hasta pronto”.
No quiero desprenderme de él, aquí estará. Jorge Bucay dice que hay algo peor que sentir dolor: NO SENTIRLO, porque sin el dolor sólo existiría el vacío y eso si no podríamos soportarlo.
La libertad de decidir, como siempre es cruel, nos da la oportunidad de lastimarnos, de autolastimarnos y sin embargo nos hace entender que sólo nosotros tenemos control sobre nuestros actos.
¿Qué si me equivoqué? ¿Qué si tomé o no la decisión correcta? No lo sé, sólo decidí, era lo único que podía hacer y en el fondo eso ya es un consuelo.

¿Han tenido la impresión de que al despedirse de alguien deben salir corriendo tras esa persona y aferrarse tan fuerte a ella que jamás se pueda ir? Supongo que sí. Ayer tuve ese impulso, pero algo, supongo que mi sentido común, me aferró al piso y selló mis labios. Deje que se fuera y algo de mí se fue con esa persona, porque tras cada ser que se va, se marcha también algo de lo que compartimos con él y ya no vuelve. Nuestra vida estará siempre llena de vacíos y por qué no decirlo de espacios. Nos estaremos vaciando y llenando durante toda nuestra existencia, ese es el funcionamiento de la raza humana.



Lunes 03 de marzo de 2008

ESCLAVO DE LA TIERRA.







Es en esta orilla donde veo pasar las balsas en el río,


Mi corazón materia blanda se ha quedado en tierra firme,


Sólo y sucio,


Manchado con el llanto del mundo,


Mutilado y frío,


Golpeado por el paso de los días.



Desde la rivera veo pasar el tiempo,


Las raíces lentamente van creciendo,


Succionando el misterio de la tierra.


Inmóviles mi sombra y mi alegría se disfrazan,


Esconden los secretos tras sus ramas.



Un ave se ha posado en este hombro,


Canta al dolor ajeno


A las lágrimas que confluyen en el río.



Está muriendo el día


Mis ramas se agitan con el viento,


Mi corazón corteza indolora se está desvaneciendo.



Alguien vendrá a talar mis recuerdos,


Me apartará de este río,


Destruirá mi cuerpo,


Y nadie más que esa ave le cantará a mi llanto derramado.



Lunes 03 de marzo de 2008



10:45AM

DECIR ADIÓS.





Voy a gastarme todas las lágrimas del mundo. Y si es necesario vaciaré los mares y los ríos; para así al fin quedarme con la paz que me hace falta.

No dejaré que este dolor me llegue a ratos y por dosis, quiero inundarme en su acuático murmullo, no ser vacilación ante su nombre; rodearme de su callado abrazo y malgastarme.

Voy a gritar tu nombre, hasta que callen las voces de los muertos, hasta que al mundo no le quede más que guardar silencio, vestir sus ojos del luto que me invade.

En este profundo océano que es la noche, recorreré los nombres, dibujaré en el rincón del firmamento los recuerdos, todo aquello que no regresará; te bordaré silencios, risas y este sentimiento; te prenderé a mi alma aunque sangre; caminaré hasta el lugar en el que alguna vez viviste y cerraré la puerta para no dejar que vuelvas.

Voy a gastarme todas las lágrimas del mundo, hasta que revienten en mis manos los tallos de las flores y la tierra me otorgue otro cuerpo. Bajo las rocas me vaciaré completa buscando el retorno al salado mar de mi abandono.


Lunes 03 de marzo de 2008

domingo, 2 de marzo de 2008

SI LOS LIBROS CURARAN LA TRISTEZA...

LIBROS FEBRERO




10. Estación ida y vuelta- Rosa Chacel


11. Los funerales de la mamá grande- García Márquez


12. El camino de las lágrimas- Jorge Bucay


13. Recuentos para Demián- Jorge Bucay


14. El peregrino- Paulo Coehlo


15. Crónica de una muerte anunciada- García Márquez


16. La noche salvaje - Mohamed Dib


17. La princesa manca- Martín Garzo


18. Sostiene Pereira- Antonio Tabucci


19. El camino de la autodependencia- Jorge Bucay


20. El fin de la infancia- Arthur C. Clarke
"Hay que aprender a pedir ayuda sin depender y hay que aprender a recibir ayuda sin creer que uno esta dependiendo"
JORGE BUCAY
 
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