Me quedo donde el mundo no logre alcanzarme,
donde las heridas sean rumores lejanos,
en tierra perdida,
en cielo difuso,
en el mar errante.
Me quedo donde las ideas sean tristes armas,
donde la maleza cubra las palabras,
en un barco firme lleno de recuerdos,
en el bosque rojo,
en las azoteas,
bajo el llanto libre de flores y cuervos.
En la aldea virgen de mi corazón,
en las nubes rosas que envuelven la nada
en los pasos que otros dejan por el mundo,
en los ojos frágiles de quién no me vió.
Me quedo en el mar,
esperando vida...
martes 30 de enero de 2007
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