Lo que yo llamo la eternidad, los místicos lo llaman el reino de Dios. Yo me imagino que nosotros, los hombres todos, los de mayores exigencias, nosotros los de los anhelos, los de la dimensión de más, no podríamos vivir en absoluto si para respirar, además del aire de este mundo, no hubiese también otro aire, si además del tiempo no existiese también la eternidad, y ésta es el reino de lo puro. A él pertenecen la música de Mozart y las poesías de los grandes poetas; a él pertenecen también los santos.Pero también pertenece del mismo modo a la eternidad la imagen de cualquier acción noble, la fuerza de todo sentimiento puro, aun cuando nadie sepa nada de ello, ni lo vea, ni lo escriba, ni lo conserve para la posteridad.
En lo eterno no hay futuro, no hay más que presente.
El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres.
"Suicidas": almas para las cuales ya no es fin de su vida sus propias perfección y evolución, sino su disolución, tornando a la madre, a Dios, al todo.Ven la redención en la muerte, no en la vida.
El suicidio es una salida, pero muy vergonzante e ilegal, que en el fondo es más noble y más bello dejarse vencer y sucumbir por la vida misma que por la propia mano. Esto obliga a los suicidas a una lucha constante contra su tentación.
Querer explicar a un hombre precisamente tan diferenciado como Harry con la división pueril en lobo y hombre, es un intento infantil desesperado. Harry no está compuesto de dos seres, sino de ciento, de millares. Su vida oscila (como la vida de todos los hombres) no ya entre dos polos, por ejemplo el instinto y el alma, o el santo y el libertino, sino que oscila entre millares, entre incontables pares de polos.
En realidad ningún yo, ni siquiera el más ingenuo, es una unidad, sino un mundo altamente multiforme.
El hombre es un ensayo y una transición; el puente estrecho y peligroso entre la naturaleza y el espíritu. Hacia el espíritu, hacia Dios, lo impulsa la determinación más íntima; hacia la naturaleza, en retorno a la madre, lo atrae el más íntimo deseo: entre ambos poderes vacila su vida temblando de miedo.
También el lobo tiene dos y más de dos almas dentro de su pecho de lobo, y quien desea ser un lobo incurre en el mismo olvido que el hombre de aquella canción: "¡Feliz quien volviera a ser niño!" El hombre que canta la canción del niño dichoso, quisiera volver también a la naturaleza, a la inocencia, a los principios, y ha olvidado por completo que los niños no son felices en absoluto, que son capaces de muchos conflictos, de muchas desarmonías, de todos los sufrimientos.-
- Todo lo creado, es ya complejo. El camino hacia la inocencia, hacia lo increado, hacia Dios, no va para atrás, sino hacia adelante.
"USTED SABE MUY BIEN DÓNDE SE OCULTA ESE OTRO MUNDO, Y QUE LO QUE USTED BUSCA ES EL MUNDO DE SU PROPIA ALMA. ÚNICAMENTE DENTRO DE SU MISMO INTERIOR VIVE AQUELLA REALIDAD POR LA QUE USTED SUSPIRA. YO NO PUEDO DARLE NADA QUE EXISTA YA DENTRO DE USTED. YO NO PUEDO PRESENTARLE NINGUNA OTRA GALERÍA DE CUADROS QUE LA DE SU ALMA. NO PUEDO DAR A USTED NADA, SÓLO LA OCASIÓN, EL IMPULSO, LA CLAVE. YO HE DE AYUDAR A HACER VISIBLE SU PROPIO MUNDO, ESO ES TODO..."
"SIEMPRE HA SIDO ASÍ Y SIEMPRE SERÁ IGUAL, QUE EL TIEMPO Y EL MUNDO, EL DINERO Y EL PODER, PERTENECEN A LOS MEDIOCRES Y SUPERFICIALES, Y A LOS OTROS, A LOS VERDADEROS HOMBRES, NO LES PERTENECE NADA. NADA MÁS QUE LA MUERTE..."
Herman Hesse, El Lobo Estepario.