A solas,
me descubro tuya,
polvo de tu encanto,
lluvia de tus ojos.
En el recodo del sueño te descubro,
mis brazos se desnudan al mero silencio de tu nombre.
Me cubro la frente con la ausencia que has dejado,
prolongo el tiempo contemplando ese contorno,
todo lo que ansío modelar está en tu cuerpo.
Nunca termine la oscuridad en que te toco,
que tu figura no sea esculpida con mi llanto.
miércoles, 22 de agosto de 2007
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