Es tarde, la espalda duele horrores. Aquí sigo, desempleada y extrañamente, de buen humor. Estos días me he dado cuenta de que el país es un caos, - lo acepto el ver los noticieros no bastó para traerme a la realidad actual- el desempleo está a todo lo que da.
He podido ver la desesperación en el rostro de las personas -en mi rostro no, he evitado ver el espejo- y bueno, creo que ya ni siquiera me siento frustrada o desesperada. Creo que estoy en una especie de estupor del que no consigo salir.
Otro día más en la tierra de no hay nada para nadie...
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