Después de enfadar a los intocables
y de recibir la negativa del maestro,
me pregunto:
¿seré yo el equivocado?
Quizá deba cambiar de poética.
Mi poesía, entonces,
dejaría de ser esta corona de espinas
que con quemantes versos ofende al Déspota.
Mejor compongo un arreglo de azucenas.
Así, acaso sea perdonado
y algún día me incrusten en la Antología Oficial
como a quien acomodan en un cajón
de la cripta de familia.
De su poemario Coliseo. Premio Nacional de poesía Aguascalientes 2002
Héctor Carreto
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