Esta mañana deje olvidado mis audífonos en casa. La música que durante dos meses había resonado en mis oídos no apareció. El resultado: miles de ideas surcando mi cabeza. Me di cuenta de que todo este tiempo estuve evitando el pensar. Supongo que tras años de racionalización constante me había hartado de analizar las cosas; sin embargo, descubrí que hay ocasiones en que la reflexión ayuda a eliminar los problemas. No resolví nada esta mañana pero cuando menos vino a mi mente, el convencimiento de que encontraré las soluciones que he estado buscando, o que más bien me he estado resistiendo a buscar.
Hoy a las 12:29 PM, compartí un secreto, no, un secreto no, más bien una verdad muy importante con mi mejor amiga. Ella se ha detenido un instante para prestarme atención, para poner a trabajar su cerebro y su corazón a la par de lo poco que queda de los míos. Es bueno saber que hay seres humanos que están dispuestos a protegernos siempre y que darían lo que fuera por vernos felices, ella es una de esas personas, hay más eso no puedo negarlo, pero hoy se merece que la mencione a ella sin restarle por ello importancia a los demás.
En este momento, las 13:18 PM, estoy tomándome un receso en mi trabajo para ordenar el caos que ahora sé que yo cree a propósito. ¿Con qué finalidad? Aún no estoy muy segura, supongo que para encontrar un nuevo orden en mi vida necesitaba crear un desorden tal que me obligara a salir de mi “zona de comodidad” y correr riesgos que antes nunca me habría atrevido a correr. Nunca había sentido tanto dolor, a excepción claro de la pérdida de dos seres que amaré siempre, ni tanta felicidad junta; nunca había deseado que mi lado malvado emergiera y dañara a los demás; nunca había querido destruir, ni dejar de lado la máscara de perfección que me enseñaron a portar, pero este fin de año aprendí a sentir; aprendí a dejar de bloquear mis sentimientos y emociones; aprendí a mostrarme tal cual soy, con todos los defectos que tanto me esmeraba en ocultar. Sé que muchos dirán que he cambiado para mal, que no me reconocen, que estoy equivocándome, quizá sí, quizá no. ¡El punto es que estoy siendo yo! ¡Perla realmente está mostrándose como es, está harta de fingir y al fin es como quiere ser y no como los demás quieren que sea! Y lo mejor es que, no he perdido mi esencia, sigo creyendo, sigo teniendo fe en Dios, sigo amando al universo, sigo siendo la chica sensible que escribe y sueña despierta, sigo siendo leal a mis ideales y a mis amigos…
Increíble cómo mientras escribo saco conclusión tras conclusión, mi caos aún no termina, lo dejaré desvanecerse poco a poco, aun faltan algunos excesos, algunas crisis, pero el reacomodo está iniciando, y quién se quede a mí lado será porque ha aprendido a respetarme y a amarme tal y como soy…
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