Navidad pasó. Debo admitir que fue una fecha agradable, mi familia se reunió como nunca antes y por momentos el espíritu navideño me invadió. Entendí que hay cosas son tan valiosas que a veces pasan desapercibidas, comprendí que a veces el dolor que uno siente no se compara con el de otras personas, que nuestras pérdidas no son las peores. Fue extraño ver a tantas personas que llevan el apellido "Guijarro", un apellido poco común, pero valioso, creo que aprendí que nunca hay que olvidar de dónde venimos para no dejar que los espejismos del mundo nos atrapen...
Por otro lado fueron días de excesos de mi parte, exceso de comida, exceso de pensamientos, exceso de sentimientos, exceso de humo, exceso de alcohol... Creo que me tomé muy en serio eso de autodestruirme, tanto que ahora no sé cómo parar, o sí lo sé pero aún no me atrevo. El punto es que algo dentro de mí se transformó y debo saber qué es.
Quizá el mundo no lo note jamás, pero ya no soy la misma, es difícil seguir sonriendo y evitar las lágrimas; es complicado pensar en los demás cuando uno mismo está mal, pero lo más increíble es que dentro del caos vengan a tí estas palabras dictadas por la fe: "Todo estará bien, sobrevivirás"
Sé que en algún lugar, "Alguien" a quien he tenido muy olvidado, me entiende y comparte lo que siento, y de un modo u otro Él me ayudará...
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